Solo una voluntad férrea puede generar cambios
Casona Universitaria |
Para que una Constitución sea efectiva, quienes dominan los
conocimientos y están inmersos en la aplicación de normas, deberán sentir una
creencia profunda (como la que muchos le profesan a Dios) en que la garantía de
los derechos fundamentales, económicos, políticos y sociales es para las
instituciones públicas lo que las necesidades fisiológicas significan para el
abordaje piramidal de Maslow.
Que una institución que forja mentalidades solo puede responder a la autoridad
en el ejercicio decente del poder. Que
depende del empoderamiento de esta capa de la población (la del sector
académico), la construcción de la dimensión humana y social de las leyes, y más
desde el sector público, y además comprender que la decencia solo puede transmitirse a
través de la práctica cotidiana en el ejercicio de las funciones encomendadas.
Lo que ha logrado una hegemonía política corrosiva de casi 50 años
en la UNL no se borra de un solo zarpazo. Depende de quienes lo combaten así como
de quienes practican el partidismo y de quienes generan la confrontación intra
e interestamental por conflictos de intereses mezquinos y antisociales. La
comunidad universitaria tiene que dilucidar si esta gente que causa tanto daño
pertenece a su comunidad o si se trata de impostores que vienen a entorpecer a una institución que tiene relación con la
juventud y con sus valores.
Los estamentos docente y el estudiantil son los conductores del
valor agregado de la Universidad. Por tanto, su papel es clave. No debiera
existir un solo estudiante, como un solo docente que no conozca la cultura
institucional y criterios básicos de las normativas que rigen en la vida
pública y en la esfera de la Educación Superior. Se necesita trabajar en una
cultura institucional que le permita a los jóvenes entender el rol de la Universidad, del docente y del estudiante. Comprender que antes de cumplir con
el objetivo del ejercicio planteado, hay que cumplir con los valores que posibilitan que
ese objetivo sea plenamente cumplido.
Por ello, mal haría alguien de los nuevos docentes titulares -por ejemplo- en buscar la solución a la vulneración de sus derechos en la coima o en el soborno a funcionarios para que se aplique justicia, por más justo que pudiese parecer. La única forma que tiene un docente de sentirse libre, es mediante el ejercicio de lo legítimo y actuando en derecho, ya que obrar como el enemigo al que se detesta por sus actos de bajeza, es extraviar todo indicio de probidad.
Sin esta base moral, "no hay varita mágica que sirva", y sí, es cierto: el
problema es nuestro y nosotros debemos resolverlo con o sin intervención.
#AveFenixUNL
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